LOS ÁNGELES. Experimentador, provocador y creador
incontenible, la obra de Frank Zappa, que habría cumplido ahora 75 años,
cruzó desde el rock todas las fronteras musicales en la segunda mitad
del siglo XX para dejar un legado tan singular como inimitable.
"En este mundo de estereotipos básicos, dale a un tipo una nariz grande y un pelo raro y será capaz de todo", dijo en una de sus últimas intervenciones públicas a la NBC un artista acostumbrado a dejar perlas en cada una de sus entrevistas.
Frank Vincent Zappa, de ascendencia "siciliana, griega, árabe y francesa", según su delirante autobiografía "The Real Frank Zappa", nació el 21 de diciembre de 1940 en Baltimore (Estados Unidos) y pasó su infancia viajando de un lado a otro debido al empleo de su padre, un metereólogo que trabajaba para el Ejército.
Ya instalado en California, Zappa comenzó a tocar la batería y la guitarra y a desarrollar un inusual gusto musical: tanto le gustaba el rhythm and blues y el doo-wop como los compositores de música clásica Edgar Varèse, Igor Stravinsky y Anton Webern.
"Nunca tuve la intención de convertirme en un tipo extravagante. Fue otra gente la que me endilgó siempre esta etiqueta", afirmó Zappa en su autobiografía.
Pero desde joven siempre fue una persona peculiar que, por encima de todo, disfrutaba pasando el día trasteando en el estudio musical, su refugio y hábitat natural.
En los años sesenta, cuando ya se intuía la revolución psicodélica, Zappa fundó el grupo The Mothers of the Invention, cuya inflamable mezcla de rock, jazz y experimentación inclasificable alcanzó el éxito con su disco doble debut, "Freak Out" (1966).
Con The Mothers of the Invention también comenzaron los problemas legales de Zappa, una constante en una carrera acostumbrada a pisar todos los charcos y que tuvo uno de sus momentos más curiosos con el pleito sobre la imitación de la portada de "Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band" (1967), de The Beatles, incluida en el álbum "We're Only in It for the Money" (1968).
"Todo el mundo se lo pasaba tan bien en 'la tierra del flower-power' que nadie se dio cuenta del tipo de empleo que tenían", escribió Zappa en su autobiografía, muy crítico con los abusos de las discográficas y el modelo de negocio musical.
Empeñado siempre en un constante desvío de la norma y con la aspiración de controlar al cien por cien su obra, Zappa disolvió The Mothers of Invention para impulsar su carrera en solitario con el disco casi instrumental "Hot Rats" (1969) al tiempo que se lanzaba a tumba abierta a colaborar con orquestas sinfónicas como en la banda sonora de "200 Motels" (1971).
Como Brian Eno en otras coordenadas, Zappa siempre tuvo la habilidad de poner un pie en la música popular y otro en la clásica, de ser admirado por los roqueros (sus interminables solos de guitarra eran un dulce atractivo) y, a la vez, de ser requerido para componer y trabajar con orquestas de todo el mundo.
Alejado cada vez más de los escenarios, en los años ochenta volcó sus esfuerzos en defender en el Senado de Estados Unidos la libertad de expresión frente al Parents Music Resource Center, un lobby en contra del sexo y la violencia en la música.
Tan suculento material no fue desperdiciado por Zappa: extractos de esas sesiones de debate se escuchan manipulados y editados en la canción "Porn Wars", de su álbum "Frank Zappa Meets the Mothers of Prevention" (1985).
Otra sorprendente incursión política de Zappa fue su labor como embajador comercial en los países del Este de Europa y hasta fue designado como representante oficial por el gobierno de Checoslovaquia en los años noventa.
Un cáncer de próstata provocó su muerte el 4 de diciembre de 1993, con lo que dejó por terminar su tarea de remasterizar, ordenar y editar su descomunal archivo musical.
"No es importante el ser recordado. La gente que se preocupa de ser recordada, los tipos como (Ronald) Reagan o (George H.W.) Bush, gastan un montón de dinero y hacen un montón de trabajo para asegurarse de que su memoria será fantástica. Yo no me preocupo de eso", dijo Zappa en la entrevista a la NBC.
Una tumba sin lápida ni identificación acogió los restos de Zappa en el Westwood Village Memorial Park de Los Ángeles, un pequeño cementerio donde también reposan los restos de Marilyn Monroe y Billy Wilder.
"En este mundo de estereotipos básicos, dale a un tipo una nariz grande y un pelo raro y será capaz de todo", dijo en una de sus últimas intervenciones públicas a la NBC un artista acostumbrado a dejar perlas en cada una de sus entrevistas.
Frank Vincent Zappa, de ascendencia "siciliana, griega, árabe y francesa", según su delirante autobiografía "The Real Frank Zappa", nació el 21 de diciembre de 1940 en Baltimore (Estados Unidos) y pasó su infancia viajando de un lado a otro debido al empleo de su padre, un metereólogo que trabajaba para el Ejército.
Ya instalado en California, Zappa comenzó a tocar la batería y la guitarra y a desarrollar un inusual gusto musical: tanto le gustaba el rhythm and blues y el doo-wop como los compositores de música clásica Edgar Varèse, Igor Stravinsky y Anton Webern.
"Nunca tuve la intención de convertirme en un tipo extravagante. Fue otra gente la que me endilgó siempre esta etiqueta", afirmó Zappa en su autobiografía.
Pero desde joven siempre fue una persona peculiar que, por encima de todo, disfrutaba pasando el día trasteando en el estudio musical, su refugio y hábitat natural.
En los años sesenta, cuando ya se intuía la revolución psicodélica, Zappa fundó el grupo The Mothers of the Invention, cuya inflamable mezcla de rock, jazz y experimentación inclasificable alcanzó el éxito con su disco doble debut, "Freak Out" (1966).
Con The Mothers of the Invention también comenzaron los problemas legales de Zappa, una constante en una carrera acostumbrada a pisar todos los charcos y que tuvo uno de sus momentos más curiosos con el pleito sobre la imitación de la portada de "Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band" (1967), de The Beatles, incluida en el álbum "We're Only in It for the Money" (1968).
"Todo el mundo se lo pasaba tan bien en 'la tierra del flower-power' que nadie se dio cuenta del tipo de empleo que tenían", escribió Zappa en su autobiografía, muy crítico con los abusos de las discográficas y el modelo de negocio musical.
Empeñado siempre en un constante desvío de la norma y con la aspiración de controlar al cien por cien su obra, Zappa disolvió The Mothers of Invention para impulsar su carrera en solitario con el disco casi instrumental "Hot Rats" (1969) al tiempo que se lanzaba a tumba abierta a colaborar con orquestas sinfónicas como en la banda sonora de "200 Motels" (1971).
Como Brian Eno en otras coordenadas, Zappa siempre tuvo la habilidad de poner un pie en la música popular y otro en la clásica, de ser admirado por los roqueros (sus interminables solos de guitarra eran un dulce atractivo) y, a la vez, de ser requerido para componer y trabajar con orquestas de todo el mundo.
Alejado cada vez más de los escenarios, en los años ochenta volcó sus esfuerzos en defender en el Senado de Estados Unidos la libertad de expresión frente al Parents Music Resource Center, un lobby en contra del sexo y la violencia en la música.
Tan suculento material no fue desperdiciado por Zappa: extractos de esas sesiones de debate se escuchan manipulados y editados en la canción "Porn Wars", de su álbum "Frank Zappa Meets the Mothers of Prevention" (1985).
Otra sorprendente incursión política de Zappa fue su labor como embajador comercial en los países del Este de Europa y hasta fue designado como representante oficial por el gobierno de Checoslovaquia en los años noventa.
Un cáncer de próstata provocó su muerte el 4 de diciembre de 1993, con lo que dejó por terminar su tarea de remasterizar, ordenar y editar su descomunal archivo musical.
"No es importante el ser recordado. La gente que se preocupa de ser recordada, los tipos como (Ronald) Reagan o (George H.W.) Bush, gastan un montón de dinero y hacen un montón de trabajo para asegurarse de que su memoria será fantástica. Yo no me preocupo de eso", dijo Zappa en la entrevista a la NBC.
Una tumba sin lápida ni identificación acogió los restos de Zappa en el Westwood Village Memorial Park de Los Ángeles, un pequeño cementerio donde también reposan los restos de Marilyn Monroe y Billy Wilder.